jueves, 8 de diciembre de 2022

Llegó el momento

 



No me digas cómo debo morir, porque he aprendido a despedirme de mil formas diferentes. No sabría decirlo sin dañar el pasado que nos unió, pero sí me gustaría que fuese en silencio. El bullicio no me agrada, de hecho, me inquieta tener que dar explicaciones de mi decisión. Cuando estuve cautiva de esta enfermedad, nadie tuvo el valor de mirarme a los ojos: buscaron excusas que solo engañan al farsante.

Me pienso entregar sin pelear, pues ya no tengo fuerzas para sonreír. Fingí para impedir el dolor de otros corazones. Pero ahora es el mío el que conoce su destino y prefiero olvidar los errores que suceden por permanecer callada: ha llegado el momento de bajar los brazos, de irme y saludar al enemigo con dignidad.

Bajo el colchón reposan las palabras escritas que no me atreví a enviar. Cerré los sobres, humedecí el sello y estuve a punto de dejarlas llegar a su destino, y, al final, preferí que la casualidad se divirtiese una vez que estuviese muerta. Puede que las hallen, o quizás no, pero ya no me importará: para ese día yo ya estaré descansando, recuperando el aliento que durante años me privó de ser la de antes.

 

¡Estoy lista, coge lo que vienes a buscar! Te llevo esperando demasiado tiempo.


JYDC (Sin palabras mudas)


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